
¡¡Han vuelto!! ¡¡Y más destructivos que nunca!! Ya no son aquellos famosos peluches que todos queríamos tener. Estos seres desagradables han cambiado de aspecto. Pululan con forma humana y se mezclan con la peña que da gusto. Quizá se les pueda reconocer por el tufillo ochentero que sueltan: chándal y zapatos de tacón, pelo cardado...
Se meten en tu ordenador, en tu televisor, ahora incluso hasta en tus pensamientos. Destruyen tu alma zen y ves como poco a poco vas perdiendo no sólo vocabulario sino ganas de hablar. Prefieres gritar y dar puñetazos en la mesa. Borran tu disco duro, el del cogote, ese que tanto te ha costado llenar a lo largo de años y años de estudio y paciencia y lo reducen igual que los jíbaros hacen con sus cabezas.
Son un peligro público.
No lo dudéis. Si alguien os pide agua después de medianoche, ni se os ocurra dársela... O se convertirá en algo muy parecido a esto que sale en la foto de más arriba.
Hay miedo. Mucho miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario