miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mundo Gremlin 2010


¡¡Han vuelto!! ¡¡Y más destructivos que nunca!! Ya no son aquellos famosos peluches que todos queríamos tener. Estos seres desagradables han cambiado de aspecto. Pululan con forma humana y se mezclan con la peña que da gusto. Quizá se les pueda reconocer por el tufillo ochentero que sueltan: chándal y zapatos de tacón, pelo cardado...

Se meten en tu ordenador, en tu televisor, ahora incluso hasta en tus pensamientos. Destruyen tu alma zen y ves como poco a poco vas perdiendo no sólo vocabulario sino ganas de hablar. Prefieres gritar y dar puñetazos en la mesa. Borran tu disco duro, el del cogote, ese que tanto te ha costado llenar a lo largo de años y años de estudio y paciencia y lo reducen igual que los jíbaros hacen con sus cabezas.

Son un peligro público.

No lo dudéis. Si alguien os pide agua después de medianoche, ni se os ocurra dársela... O se convertirá en algo muy parecido a esto que sale en la foto de más arriba.

Hay miedo. Mucho miedo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Receta: Como ganar la guerra en Afganistán


- ¡¡¡Con sexo, drogas y rock and roll!!, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡joder!!!!!!!!!!!!! ¡¡Hay que mandar a los Rolling Stones allí urgentemente!!

- ¡Venga!

- ¿Qué no? Si es que lo de inteligencia y militar son dos palabras que no cuadran, tío. El costo sólo quiere fuego, ¡¡que pareces nuevo!!, me dijo mi colega anoche. Fumas la pipa de la paz con los señores del opio, que les hagan la danza de los siete velos con el Brown Sugar de fondo y los tienes a tós mas suaves que un guante. ¡¡Esto es Occidente, chavales!! El fiestón asegurao sí o sí. Así to los días.

- ¿Y si no quieren?

- ¡¡No jodas!!, traémelos una semana, que lo van a flipar. Cuando salgan no van a saber si es de día o de noche, ¡¡jajajaja!!

Acto seguido, volvimos a inmolar nuestras almas entre viejas canciones. Rolling, The doors... ¿qué hay más allá?

- ¡¡Puffff!! Un mundo que se mata con la mirada, siempre pendiente del que dirán.

Cualquier garito de barrio. Filosofía. Siglos XX y XXI.

El diablo hace el resto.