jueves, 10 de marzo de 2011

Mis clases de conducir


Llevo 11 clases y hay cosas en las que todavía me siento inseguro pero bueno, todo el mundo me dice que es normal, así que espero dejar de atropellar viejecitos y adolescentes (no se por qué pero me da por acelerar cuando los veo) y de pensar que estoy en un juego de la playstation.

Cada vez que arranco le digo a mi profesor que se santigüe (por si las moscas) y tenemos algún sustillo que otro. En fin, que ya que se lo está llevando muerto (mi dinero) pues nada, que lo sude un poquito. Dice que tengo mucho peligro pero yo le digo que no, que el peligro me lo he quitado con las tres pacharanes que me he metido entre pecho y espalda en el bar de abajo mientras hacía tiempo.

De hecho, sus frases favoritas son: - no corras tanto y ¿qué haces? Aunque no lo entiendo. Aún no me he sacado el carnet y creo que deberían sumarme ya unos cuantos puntos, especialmente en el tema de las preferencias. Es lo que mejor se me da. Entro en las rotondas y los semáforos el primerito al grito de ¡¡Banzái!! Así, sin esperar, no sea que los de atrás me piten.

Eso, por no hablar del respeto que le tengo a la autoridad competente. Cuando pasamos delante de la munipa o de la guardia civil, piso y suelto el embrague a toda hostia. ¿Qué pasa? Lo normal. El coche se cala y no veas que caretos ponen los tíos. Me pongo todo serio, ellos nos dicen que circulemos, mi profesor pide disculpas, me echa una bronca de tres pares de cojones, yo disimulo la risa y seguimos como si nada. ¡¡Aisss!! ¡¡qué ganas tengo de que me enseñe a aparcar!!

El tio me pregunta cómo demonios me he sacado el teórico, que ya se me están olvidando las normas. Le contesto que lo mismo me ha pasado con lo que he aprendido del pretérito ultraperfecto de subjuntivo o las características del gótico kazajistaní. Lo llaman reciclaje, ¿no? Total, todo el mundo se las salta nada más sacarse el carnet, ¿no? ¿Para qué perder más tiempo?