miércoles, 6 de marzo de 2013

Un Ministro de interior y otras cosas del montón

Dice el excelentísimo ministro de interior que las bodas gays "no garantizan la pervicencia de la especie".  No sabemos si en realidad estas declaraciones las hizo después de meterse pal cuerpo algún sol y sombra o en su defecto anís del mono. Ambos, mejunjes peligrosísimos, como todos sabemos. O le dió alguna pelota de esas de goma. De rebote. En alguna exhibición. Como no ha aclarado nada al respecto, ya nos encargamos nosotros de rectificarle, mire usted.

En primer lugar, suponemos que se referirá a la especie humana, claro. Aunque nos sorprende, la verdad. No entendemos la relación entre matrimonio homosexual y extinción. Máxime cuando se pueden adoptar hijos o hacerlos por inseminación artificial. Cosas de esta época, ya saben. ¿O será que él teme que toda la humanidad salga del armario? ¿?

Igual se estaba refiriendo a otra especie. ¿La de los elefantes, tal vez? Esa si está en peligro de extinción. Aunque las últimas muertes que nos vienen a la memoria han sido cometidas por heterosexuales y de alto rango, además.

O tal vez hablaba de una especie vegetal. El fitoplancton, por ejemplo. Lo componen pequeñas algas verdes que dan alimento a muchas criaturas de la mar océana. Su alimento básico. Pero que nosotros sepamos, ningún matrimonio homosexual se dedica en su luna de miel a contaminar los mares y cargarse, de paso, la cadena trófica.

¿Podría ser el famoso y ultrasecreto Club Bilderberg? ¿Se reunirán en los banquetes de bodas homosexuales para trazar sus malvados planes de dominación planetaria? ¿Cuándo? ¿Antes o después de cortar la tarta? Igual es durante la barra libre. Porque tal y como está el patio, entre el aumento de la contaminación y cierto arsenal nuclear rondando por ahí... Eso sí provoca la extinción de la especie y no que dos chicos o dos chicas decidan contraer matrimonio. 

Y es que ya lo decían nuestros abuelos:

- ¡¡Ay, Manolete, Manolete!! Si no sabes torear,  ¿pá qué te metes? 

Resacoso del mes, no. De lo que llevamos de año. Como mínimo.

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