lunes, 4 de febrero de 2013

Hagan sus apuestas

Sí. Tal y como está la cosa, a Mariano, Mariano (no llegas al verano) se le están acabando las pilas. Y como es un modelo caducado, (recuerden nuestro post Mr. Pamplinas y sus amigos los humanos), no hay arreglo posible. Quizá estemos asistiendo a sus últimas manifestaciones públicas. Quizá sea el fichaje estrella de Gran Hermano. (De ahí lo de la tele) ¡Quién sabe! El caso es que ante la inquietante puesta en común de grandes antagonistas periodísticos, a este hombre (sospechamos), le quedan un par de telediarios o tres. Casi lo mismo que al ciclismo profesional.

Por ello, en la Redacción hemos organizado una porra interna  y ya nos hemos apostado unos copazos, a ver quién es el próximo agraciado o agraciada que, de modo urgente, okupará (con k, porque nos puede pasar lo mismo que a Italia y Grecia), el Palacio de la Moncloa.

Tenemos dos - tres favoritos:

1) ¿San José María Aznar, que, tras revelación divina, bajará a la tierra y como un nuevo Cid Campeador regenerará su Partido y expulsará a los infieles?  ¿Será capaz de reconquistar España él solito? ¿Acabará con las conspiraciones judeo-masónicas por fin? ¿Velará armas en el islote de Perejil? ¿Habrá mejorado su acento tejano?




2) ¿Súper Esperanza Aguirre, que, aburrida como una ostra, (pues es mujer de acción donde las haya) volverá como el rayo? ¿Acabará con los golfos - apandadores de su partido sin despeinarse? ¿Habrá duelo con el actual Ministro de Justicia? ¿Será inmune a la kriptonita que se oculta en los sobres? Una mujer que ha sobrevivido a un accidente de helicóptero y a un tiroteo en un hotel, no es por nada, pero habría que tenerla muy muy en cuenta. ¿Hará vicepresidente a Chuck Norris?



Mou, tras enterarse de la posibilidad
3) ¿Y un tal Pep Guardiola? ¿Impuesto por froilain Merkel? ¿Es por ello que decidiera irse a entrenar a Alemania? ¿Era todo una tapadera? Lo ha ganado todo con el Barça, por lo que no nos extrañaría nada. Y además, sería un buen reclamo tenerle como presidente de la nación. Frenaría la ansiedad independentista. (Al menos, hasta que ahorraran un poco más para pagarse su propia administración pública).

En fin. ¡Que Dios nos coja confesaos!, como se suele decir. O contentillos, al menos. Que para tristezas ya se encargarán ellos.

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