sábado, 21 de diciembre de 2013

Tú pare que yo decido

Imagina que te has comprado un coche y que el gobierno saca una ley que decidiera sobre qué música o qué tapicería debes poner.

¿Y por qué uno no puede decidir si el coche es suyo?

Imagina que argumentan que pones en peligro la seguridad vial y que, como ellos son los expertos, ya deciden por tí.

Absurdo. ¿No? Y más cuando te enteras de que no pueden conducir. 

Entonces, ¿por qué no puedes tener todas las opciones? ¿No consiste en eso  la democracia? ¿En no criminalizar la libertad de elección?

Pues lo mismo sucede con la nueva ley franquista sobre el aborto. Ahora, ni el cuerpo ni la decisión son tuyas.

 Ya lo sabéis, chicas. Si a partir de hoy notáis cómo os crecen las cejas un palmo, dadle las gracias al señor ministro. Os quiere a su imagen y semejanza.

No hay comentarios: