jueves, 11 de octubre de 2012

Democracia Zombie

Desde que en  2009 sus señorías declararon los videojuegos como bien de interés cultural, la población española se ha puesto a jugar como loca. Por la cosa cultural, claro. Que nadie de fuera venga a decirnos que no somos un pueblo culto, por Dios. Y no es que se note por las tertulias radiofónicas o de café que se dan en torno a ellos, como antaño se daban por política, arte o filosofía. No. Para eso están los foros en internet. Simplemente, llegamos a esta conclusión por entender como la vida en nuestro país se parece cada vez más a lo que Platón calificaba de "dudosa" realidad. Mezcla entre realidad y ficción, vaya.

Aparte de algún fanático de los rallies o de la F1 que te pasa en la autopista a más de 150 km/h, políticos y empresarios (al margen de la chavalada), son, por lo que intuimos, los máximos exponentes de la nueva cultura del siglo XXI.

Atrás han quedado libros de consulta y estudio para formarse como persona. Cientos de años de pedagogía y esfuerzo tirados por el sumidero. Adiós al espíritu de la Ilustración, definitivamente. Entramos en una nueva era donde el comportamiento a imitar viene reflejado en épicos combates digitales, (Si el Cid levantara la cabeza...) o, por ejemplo, el copia - pega que ciertos políticos han hecho del Grand Theft auto San Andreas, sin ir más lejos. Sobornos, chantajes en forma de regalos, corrupción.... Una vieja modalidad que si bien antes entraba dentro de lo éticamente despreciable, ahora, es sólo éticamente despreciable para menores de 18 años. Y así ha pasado, claro. Los mayores de edad se salvan. No limits, que dicen en algún anuncio de colonia.

Por seguir con esto de "fardar" de cultura, nuestros actuales gobernantes, entre comunión y comunión de su sección femenina, se han puesto las pilas y a golpe de decreto ley, están volviendo a recrear la realidad a su imagen y semejanza. Como a ellos les gustaría. Tipo Sims. Jodiendo al personal con tanto recorte, of course, pero haciendo y deshaciendo a su antojo. Que no se diga.

Sintiéndose los putos amos, otros, se decantan por juegos (culturales) más agresivos y así, tenemos a los Delegados de Gobierno de turno (Madrid, en el top 1), haciendo honor a Resident Evil y ordenando mamporros a diestro y siniestro, confundiendo ciudadanos manifestantes con muertos vivientes. Y así nos va.

Nosotros, que somos de la vieja escuela, echamos de menos las partidillas del arcade con sus inofensivos gráficos de marcianitos. No aspiramos a mucho más, la verdad. Tal vez a culturizarnos a la antigua usanza, con algún libro que otro bajo el brazo y no como otros, desde el Trivial Pursuit o la Nintendo Ds.
Somos así de raros. O del siglo pasado. Eso, fijo.


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