Es un no parar de reir.
Carmen Machi (espléndida) así, como quién no quiere la cosa, justifica toda la carrera artística del director de Pepi, Lucy y Bom.
Esa acidez, esa ironía y ese hilar fino con el humor y el sexo no pueden desarrollarlo los anglosajones. Demasiada inmoralidad para ellos.Woody Allen, si acaso. Poquito más.
Que lo disfruten.
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