martes, 25 de septiembre de 2012

Nota apocalíptica de media tarde: No entrar ni ocupar el Congreso

Es el consejo que desde aquí, humildemente, les damos. Desde esta Redacción. No entrar. No pisar sus pasillos. No quedarse con la boca abierta cuando comprueben que es más pequeñito al natural que lo que nos muestra la caja tonta. No. No. 

Corren peligro de transformarse. De convertirse en esos seres encorbatados (ellos) y de vestido de domingo (ellas). No entren porque según se sienten en los escaños, una poderosa fuerza perversa les inducirá al sueño. Tendrán en sus manos los mejores adelantos tecnológicos (regalito de bienvenida) y provocarán la ira de sus vecinos y amigos. Envidia cochina, claro. Comenzarán a soltar frases, cantidad de ellas, sin apenas tener conocimiento de lo que están diciendo y cuando en la cotidaneidad les pregunte el carnicero ¿cuánto le pongo?, pasará de ustedes. ¿Por qué? porque sólo sabrá responderle con tantos por ciento y rubricar con un "y tú, más", como en cualquier patio de colegio. Se pasará discutiendo con su pareja la mitad del tiempo, se lo aseguramos. Se pondrá de pie, gesticulará y le señalará con el dedo por el simple hecho de querer cambiar de canal en la televisión. Buscará micrófonos donde no los hay y cámaras que le enfoquen. Querrá que le adulen, buscará el aplauso de sus allegados continuamente y eso, fuera del hemiciclo, es bastante cansino.

Cuando se den cuenta que su coche, ése que todavía están pagando a plazos, no tiene, ni los cristales blindados, ni la potencia, ni el chófer de turno, les entrará una depresión de caballo. En serio. No entren ni ocupen el Congreso porque les pasará esto.

Cuando al mes, comprueben como en su nómina no es ingresada una cantidad con tres ceros, peor aún. ¡¡Qué bajón, por Dios!! Adiós al chalecito y a las vacaciones de lujo. No hay planes que valgan.

Por todo ello, les recomendamos no entrar ni ocupar el Congreso. Quédense fuera, como hasta ahora, como el resto de los mortales. Sigan con sus vidas tranquilamente, pero no entren. Corren peligro de desentenderse de la realidad y luego tendrán que ir al médico. Urgentemente.

Avisados quedan. 

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