sábado, 17 de noviembre de 2012

Futbolizar la crisis

Queremos felicitar, desde esta humilde tribuna, al Real Oviedo. Gracias a la generosa aportación del mayor magnate del mundo, Carlos Slim, este histórico equipo de fútbol no ha sido engullido por ningún agujero negro. De lo cual nos alegramos. Su afición ha hecho lo indecible porque no sucediera y han removido cielo y tierra para ello. Las muestras de solidaridad por todo el mundo han sido enormes y eso, siempre es digno de reseñar.

Y es que el juego del balompié despierta pasiones allí donde se practica. Nosotros mismos, por ejemplo, nos hemos visto, en más de una y de dos ocasiones, gritando más que enfervorecidos decatándonos por un equipo, frente a otro, en alguno de esos duelos denominados de "máxima rivalidad". Como si en ello nos fuera la vida, claro. En 90 minutos de juego hemos sido víctimas de transformaciones novelescas, al más puro estilo Dr. Jeckyll y Mr. Hyde. Y no nos ha hecho falta ingerir nada para ello, cosa que también ayuda, por supuesto. Simplemente, nos dejamos llevar. 

Al mismo tiempo que sufrimos tales trastornos bipolares, los medios de comunicación de masas contribuyen a la magnificencia de este deporte con sus titulares y declaraciones, catapultando, a la gloria o al olvido, a los protagonistas de este juego. De ahí, que las declaraciones de tan ilustres personajes sean, incluso, cuestión de estado, las menos veces, y sí vox populi, arrastrando a la sociedad en general. Como si de una nueva religión, con sus santos y profetas, se tratara. Tal es así que  estos sufridos varones de pantalón corto, son presentados como unos nuevos héroes de corte mitológico. Y sus hazañas esféricas elevadas hasta un Olimpo contemporáneo, reverenciados por parte del vulgo. Sobrevalorando su trabajo con sueldos estratosféricos. Arrinconando a gente que salva vidas o que se esfuerza por estudiar e intentar encontrar soluciones a problemas realmente serios. Debe ser más importante darle patadas a un balón. El circo que no falte, ya saben.

Y es que desde el primero hasta el último de los mortales en la escala social, tiene su opinión y su corazoncito reservado para algún equipo de fútbol.

Por ello, creemos que sería una buena medida para atajar la crisis el hecho de futbolizarla. Nos explicamos. Que cada plataforma de afectados por esta crisis monte su propio equipo y los poderes fácticos establezcan una nueva liga profesional, no nos parece una idea tan descabellada. Ya que dichos poderes, repetimos, son más generosos a la hora de perdonar deudas con el deporte rey que con el resto del personal, y ahí está la deuda que la LFP española tiene con Hacienda, nosotros nos vamos a empezar a entrenar y montar nuestro propio equipo, a ver si así viene algún hacendado extranjero y se hace cargo de nuestras insulsas vidas, por ejemplo.

Y si no cuela, igual montamos un partido político, que a ellos también les ha salido gratis el hecho de tapar sus carencias. ¿Verdad, señores banqueros?

¿Y si todos los conflictos bélicos se resolvieran con un partido de fútbol?

Ahí lo dejamos caer.

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