martes, 20 de noviembre de 2012

Si nosotros fuéramos israelíes o palestinos....

...Estamos seguros, que como el 99% de la gente que habita en esa zona oriental del Mediterráneo, querría vivir en paz. Y nos basamos, para realizar dicha afirmación, en la gente de a pie, normal y corriente. La que se ve por la calle, a lo suyo. La que va a comprar al supermercado, se busca la vida para encontrar un trabajo, aspira a tener los fines de semana libres, sueña con terminar de pagar la hipoteca y poder, de cuando en cuando, darse algún capricho, como por ejemplo tirar de visa y cenar en algún restaurante. Aunque sea una vez al año. O poder irse de vacaciones. Eso, descarao.

Por el contrario, luego tenemos al otro 1%, que, desgraciadamente, es el que manda. Son aquellos que nos hacen la pelota una vez cada cuatro años prometiéndonos esto, lo otro y lo de más allá y más adelante, ya se sabe, después de metido (tu voto en la urna), nada de lo prometido. Y hacen lo que realmente les da la gana. Además de todo ello, se les sube el poder a la cabeza y justifican atrocidades como las que están ocurriendo ahora mismito por allí, bombardeando y matando gente como si estuvieran en un videojuego. Total, como ellos no están en primera línea de fuego, se la refanfinfla quién la palme. 

Para ello se agarran a la religión y a cualquier otra chorrada de tamaño monumental para cometer tales genocidios. Y encima tienen a unos cuantos flipaos como ellos que además, se lo creen. Es por culpa de todos estos que las cosas están como están y no es porque la religión, en este caso concreto, sea mala. No queremos decir eso. Pero sí que cada uno la interpreta como le da la gana y si ese uno tiene misiles en su mano, la lía parda, sin cortarse un pelo. 

En el caso concreto de las religiones musulmana y judía (y cristiana también) para quién tenga un poco de interés por el tema, aclaramos que tienen un origen común: Abraham. (Que no es el padre de los pitufos, sino otro mucho más viejo). Este buen anciano recibió la llamada, hace ya más de dos mil y pico de años, del Señor, su Dios y de ahí viene todo lo demás. Bueno, de él, no. De sus descendientes, que son los que no se aclaran con la herencia.  Es lo malo de estas cosas. Se están masacrando por un trozo de tierra que, a fin de cuentas, de aprovechable tiene poco. Una zona árida, escasa en lluvias y poco fértil. 

Por eso, si nosotros fuéramos israelíes o palestinos, pondríamos "la tierra prometida" en venta y con lo que sacáramos, nos íríamos a otros paraísos terrenales, con sus palmeritas, sus playas cristalinas y esa alegría caribeña que no se pué aguantar. Al menos, viviríamos mucho más tranquilos. Y, de paso, dejaríamos solos a los fanáticos y a los especuladores del suelo. Para que se las apañaran ellos. A ver quién luchaba y moría por sus tonterías. 

Y a ver si la ONU se pone seria de una puñetera vez y hace algo digno de su nombre.



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